“Quiso la mala suerte del desdichado Sancho que entre la gente que estaba en la venta se hallasen cuatro periles de Segovia, tres agujeros del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla”. No es ésta la única referencia que hace Miguel de Cervantes a la Posada del Potro en su obra más universal. La cita hasta tres veces en varios de los capítulos de “Don Quijote de la Mancha”.

Al entrar en la posada nos encontraremos con un patio en torno al que se organizan las dependencias. “…se dio luego orden como velase las armas en un corral grande que a un lado de la venta estaba; y, recogiéndolas don Quijote todas, las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba…”Es el prototipo de vivienda de los siglos XIV y XV. En ella se respira todavía un aire medieval que nos traslada a épocas lejanas en las que comerciantes y viajeros se trasladaban a pie o a caballo. Cansados, ateridos de frío o acalorados por el estío andaluz, hacían escala en las ciudades y pueblos que les acogían. El propio Cervantes residió en esta posada donde trató con “ricachones del pueblo, hidalgos, palurdos y maleantes de aldea”.



El escritor conocía Andalucía muy bien ya que en 1587 el rey Felipe II le nombró Comisario Real de Abastos. Tenía como misión requisar los cereales y el aceite de las poblaciones de toda la región para financiar la escuadra de la Armada Invencible.

A Cervantes no le gustaba este trabajo pero el rey no le dio otra opción. A causa de él estuvo encarcelado en Écija y en Sevilla y fue excomulgado en dos ocasiones. Así es como llegó a Córdoba.
La posada del Potro está ubicada en un barrio que tradicionalmente se ha dedicado a la compra-venta de ganado, En la cercana calle de Feria se comerciaba con potros. La plaza en la que se sitúa la posada lleva también el nombre de este animal, al igual que la fuente renacentista que hay en el centro y que está coronada por un potrillo.

Se conserva en perfecto estado desde que hace 600 años comenzara su labor de albergar a las más diversas gentes. Realizó su función hasta 1972 en que pasó a manos del Ayuntamiento de la ciudad que la convirtió en espacio cultural. Actualmente se celebran en ella representaciones teatrales, exposiciones y diversos actos culturales, de forma temporal.